Conocido por ser el zumo de la uva (al ser una elaboración directa de la uva, la calidad de la misma determinará el resultado final) y por las beneficiosas propiedades antioxidantes de las que goza, el mosto es una bebida carente de alcohol, aspecto que posibilita su ingesta tanto por los adultos como por los niños.
Con los primeros pasos del otoño es cuando se comienza con la vendimia, estrujando los granos de las uvas para la obtención del primer zumo de las mismas (hay que tener en cuenta que este zumo se mantiene al margen del proceso de fermentación de la uva, que es de donde obtendremos las diferentes variedades de vino), constituyendo a su vez la primera fase de la elaboración del vino. Ese mosto que obtenemos, con un sabor dulce y fresco, cuenta con unos determinados elementos cuyas principales características y propiedades son la defensa de los organismos celulares que se encuentran en nosotros, protegiéndolos y fortaleciéndolos, conocidos con el nombre de flavonoides, con importantes propiedades antioxidantes, al igual que sucede con la vitamina E que podemos encontrar en el mosto, dotando al mismo de importantes elementos para la lucha contra enfermedades degenerativas. Dadas estas características y composición del mosto, éste se ha convertido en una de las bebidas de las que obtenemos mayores beneficios para nuestra salud.
Comentar igualmente que en determinadas localidades (andaluzas en su mayoría), el mosto contiene alcohol, pasando por varias fases de prensado de la uva.
Argentina sirve de ejemplo como el mayor País productor de mosto, destacando las regiones de San Juan y la de Mendoza, al que seguiría en la lista EE.UU.
España también cuenta con una importante aunque menor producción de mosto.
Igualmente, utilizamos el mosto en diferentes recetas de cocina, pudiendo elaborar desde diferentes tortas y bizcochos, hasta otras elaboraciones con solomillos, etc…